miércoles, 17 de junio de 2015

UNA DESPEDIDA DOLOROSA


Llegó el momento, mucho más pronto de lo que hubiéramos querido, pero llegó.
Siempre es triste cuando tienes que irte de la que ha sido tu casa desde hace tanto tiempo pero hay veces que no tienes muchas más oportunidades que coger el tren que se te presenta, y esta vez es una de ellas.
Queda ya muy lejos esa temporada 2011/2012 cuando mi pequeñajo empezó a darle patadas a un balón por primera vez, pero lo recuerdo como si fuera ayer.
La primera vez que lo vi vestido con la camiseta arlequinada entrando al campo de la Olimpia y sonando el himno (antiguamente lo ponían y todavía hoy no entiendo porque no siguen haciéndolo) se me pusieron los pelos de punta.
Edgar no había jugado en su vida a futbol y lo más redondo que había chutado era una aceituna. Un compañero de clase le habló que estaba probando a jugar a futbol en el C.E. Sabadell y que podía ir él también si quería.
Ni corto ni perezoso nos lo comentó a nosotros y después de una corta conversación nos dijo que quería ir a jugar con su amigo Pau al Sabadell. Ahí empezó todo.
La primera media temporada la jugó de portero (como su gran ídolo David de Navas) hasta que un día el entrenador lo puso de jugador de campo y marcó un gol. A partir de ese momento la portería solo la quería para marcarle goles al equipo rival y se olvidó de los guantes.
El primer año en Patufets fue el mejor una pasada, sin presión, con un grupo de niños y papas y mamas increíble que hacia una piña dentro y fuera del campo. Los niños apenas ganaron nada pero fue una temporada para enmarcar, eran muy pequeños, la mayoría tenían 3 años.



En la temporada 2012/2013  llegaron los primeros cambios, de todos los niños con los que había ido en Patufets solo 3 eran del año 2006 y los subieron de categoría a Pre Benjamines.
Además él fue al único que lo pusieron separado en un equipo y a los otros dos compañeros (Alex y Martí) los pusieron en otro equipo.
Así pues tuvo que empezar de nuevo con otros compañeros, cosa que no le cuesta mucho, porque su carácter abierto y agradable le ayuda a hacer amigos pronto.
Esa temporada fue bastante mala, deportivamente hablando, un equipo mal gestionado y con unas carencias típicas de niños de esa edad. Se sufrió muchísimo en lo deportivo y quedaron últimos de su liga con solo 2 partidos ganados. Aun así mi pequeñajo seguía teniendo el brillo en los ojos cada vez que jugaban un partido y los niños ponían todo su empeño por ganar algún partido. Eso era lo importante, que los niños aprendieran.
Al final de temporada los resultados pesaron mucho y de ese equipo solo pasaron juntos Ángel, Oriol, Jan y Alejandro, pero volvimos a coincidir con Martí y Alex.
La temporada 2013/14 de Pre benjamines de segundo año ya tenía otra pinta. El club empezó a apostar fuerte por la cantera y el Futbol Base empezaba a levantar cabeza. Llegaron nuevos entrenadores y se empezaron a fijar metas.
Primera sorpresa de la temporada, Edgar capitán del equipo!!!
Su compañerismo y buen rollo con todo el equipo hizo que le dieran el brazalete de capitán por primera vez.
Suena mal decirlo por boca de su padre pero siempre ha lucido el brazalete con orgullo, ha sido un capitán con mayúsculas, ha hecho siempre su faena, ha hablado con los árbitros para aclarar las dudas, ha animado a sus compañeros cuando las cosas no han ido bien y les ha dado una palmadita en la espalda
para animarlos o les ha regañado cuando ha habido algún fallo. Siempre ha sido el primero en animar al equipo y el primero en recoger el material, el primero en levantar a un compañero lesionado y el primero en ir a consolar a un amigo en el campo, una cosa más para estar orgullosísimo de él.
Ese año nos llegaron un par de refuerzos e hicimos una muy buena temporada, el único problema fue que tuvimos mucha presión y a esa edad probablemente no sea ni necesario ni positivo, pero aun así los niños crecieron deportivamente una barbaridad.
Así se nos planteaba una nueva historia, esta vez con categorías y con ascensos y descensos… aquí no se podía fallar ya estaban en Benjamines.
El club montó un equipo de primer año y los pusieron a competir en segunda división (el orden de categorías es: Preferente, primera, segunda y tercera) una categoría plagada de equipos de niños de segundo año que les sacaban 1 año física y deportivamente.
Que voy a contar de esta temporada? He ido escribiendo jornada a jornada en este Blog las sensaciones del equipo pero si tengo que hacer un resumen solo puedo hablar cosas buenas, se ha terminado en octava posición, han sido el mejor equipo de primer año de su liga y además los niños han aprendido muchísimo.
Segunda división es una categoría fuerte, con mucha intensidad y que necesita de un buen equipo para no irte abajo y nuestros chavales demostraron que estaban preparados sobradamente.
Si hablo un poquito en lo personal podría decir que para mi hijo no ha sido un gran año en lo que a físicamente se refiere, ha pasado varias lesiones (la peor un desplazamiento de la rótula con líquido y derrame y una neumonía) que lo apartaron de los campos durante casi tres meses sumándolo todo.
Aun así ha tenido unos grandes números totales y un crecimiento espectacular.
Por mi parte lo he visto crecer deportivamente día a día y sus ganas en el campo le hacen seguir aprendiendo.
Mi hijo no será jamás un “Messi” pero es un currante del futbol y mientras quiera correr y partirse la cara en un campo irá aprendiendo poco a poco y con eso es suficiente para que se curta y aprenda los valores que te puede dar este deporte y unos buenos compañeros.
Hace más o menos un mes se nos presentó una oportunidad para irnos del C.E. Sabadell, una buena oportunidad que se podía haber cogido con los ojos cerrados pero decidimos entre todos esperar a saber que pasaría la próxima temporada en el C.E. Sabadell (Edgar esta al día de todo lo que acontece a su hobby y toma decisiones como cualquiera de la familia y su voz es tan válida como la mía o la de su madre).
Este año los equipos de Benjamines han quedado un poquito separados en las categorías y solo hay 1 equipo en primera, así que no sabíamos muy bien que iba a decidir el club.
Mi apuesta era por dejar la mayoría de niños del equipo de este año con un par de refuerzos e intentar conseguir el ascenso a primera, o seguir con la proyeccion del equipo y subirlos a Primera para que siguieran creciendo deportivamente pero en la reunión de final de temporada nos informaron que Edgar se quedaba en segunda división y partían el equipo en dos, o incluso tres partes.
Al enterarse el niño que varios compañeros suyos se marchaban a Preferente y que alguno podría acabar en tercera división Edgar nos pidió una cosa, ir a probar con el equipo que había venido a buscarlo.
En ese momento me di cuenta que tendríamos que tomar una difícil elección pero siempre antepondriamos la felicidad de mi hijo por delante de los sentimientos hacia un club y un escudo por nuestra parte.
Se volvieron a poner en contacto con nosotros para que supiéramos que todavía estaban interesados en el niño y fue entonces cuando quedamos en llevarlo a probar.
Después de muchos nervios y unos grandes entrenos, el club y su futuro míster nos informaron que contaban con el pequeñajo para la temporada siguiente y que le seguiría probando para valorar si se quedaría en el equipo de primera división o en el de Preferente.
Los míster están encantados con él y Edgar está muy contento e ilusionado por esta nueva etapa que acaba de abrirse delante de él.
Así pues podemos anunciar que Edgar jugará la temporada que viene en el Can Rull Rómulo Tronchoni.


Ahora solo nos queda saber en qué categoría acabará recalando, si primera división o Preferente.
Desde aquí solo tenemos palabras de agradecimiento hacia el C.E. Sabadell y nos gustaría que algún día pudiera volver a lucir la arlequinada azul y blanca y ese escudo que ha besado en más de una ocasión al marcar un gol para su equipo.
También me gustaría decir que me acordaré siempre de toda la gente que hemos conocido gracias al Futbol Base, padres, madres, jugadores, entrenadores, directivos…. El Sabadell ha sido nuestra casa y siempre lo seguirá siendo.
Han sido 5 grandes años  viendo a mi hijo vestir los colores y el escudo  de mi equipo, luciendo además su brazalete de capitán con orgullo por los campos donde ha competido.
Ojala en un futuro nuestras vidas vuelvan a entrecruzarse.
Nos vamos sin rencor ni ánimo de revancha, solo pensando en las cosas positivas que hemos vivido estos años y pensando que el futuro que nos viene por delante será mejor que lo que dejamos atrás.

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